lunes, 28 de mayo de 2007

Infidelidades

De las infidelidades, la peor es la que cometemos contra nosotros mismos. Una infidelidad es un acto de deslealtad. Todos hemos sido desleales alguna vez, pero cuando nos fallamos a nosotros mismos, comprendemos el valor de la lealtad. Y en ocasiones, no es hasta que nos lastimamos, que terminamos de comprender las cosas… si, a golpes.

Pienso que el conocimiento mas importante es el autoconocimiento. Y muchos creen conocerse, pero cada vez que tenemos que describirnos en una pagina web, en un blog, cuando alguien nos pregunta… y a ti ¿que (música, comida, lugares) te gusta? Nos enfrentamos al hecho de que nos hemos tomado muy a la ligera. Quien responda casi de todo, o de todo, no ha profundizado lo suficiente para decir: me agrada toda la música, comida, pero en especial X o Y. Y también es importante tener claro lo que no nos gusta. Lo que no queremos. Saber que es lo que nos lastima, que cosas no perdonaríamos jamás. Para establecer nuestros propios limites.

Y nadie puede ponerme esos limites, solo yo. Porque solo me afectan a mi. Nadie mas puede decirme lo que me hará daño o lo que me va a gustar. A través de las experiencias buenas, pero sobretodo de las malas, he llegado a conocer lo suficiente para saber hasta donde llegare la próxima vez. Y es ahí donde se establecen los límites. Y entonces viene lo difícil, respetarlo. Decir no, aunque duela, aunque no sea la decisión mas fácil, porque en el fondo, estoy siendo fiel a mi misma.

Hace un par de semanas, me brinque uno de esos límites que yo misma me impuse para no hacerme daño mientras me divierto. Estuve consiente todo el tiempo de que estaba violando mis propias reglas, pero aun así lo hice. Lo pase bien, pero la cruda moral me recordó porque fregados me había puesto ese limite en primer lugar. Sin importar que tan bien lo haya pasado, ahora tenia que vivir con el hecho de no respetar mis propias reglas. Y eso no se siente tan bien como cuando rompes las reglas de alguien más. Es la deslealtad servida en bandeja de plata por nosotros y para nosotros mismos.

Y que queda? no olvidar… recordar muy bien lo mal que se siente. Perdonarme por ser humana y a veces débil y mandar al carajo todas aquellas cosas que de plano me hacen daño. Mas de alguno protestara. Pero se siente bien, mandar a todo el mundo bien lejos y seguir bajo nuestras reglas, bailando a nuestro ritmo. Como dice Steve Jobs, La vida es muy corta para vivirla según las expectativas de alguien más. No se dejen atrapar por el dogma que es vivir según los resultados del pensamiento de otros. No dejen que el ruido de las opiniones de los demás ahogue su propia voz interior. Y lo mas importante, tengan el coraje de seguir a su corazón y su intuición. De algún modo, ellos ya saben lo que tu realmente quieres saber.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

desde mi punto de vista, el sentir que nos somos infieles o no, asi como lo planteas, tiene relacion con el "estado conciente" de hacerlo o no. arrepentirme de lo que hice? nah! nadie me obligo. lo hice concientemente. lo hago concientemente. y eso, me impide serme infiel. afortunadamente por formacion no tengo porblemas de culpas o remordimientos. al menos no graves, jejej
saludos. dario.
darisco69_@msn.com

Brenda Guzmán dijo...

Completamente de acuerdo, es la formacion que recibimos y que a veces creemos no seguir, la que ha veces nos crea culpas o remordimientos. Es un constante conflicto, nuestros padres nos educan para ser una persona y como adolecentes nos rebelamos y buscamos ser todo lo opuesto, luego buscamos encajar y una pasada la adolecencia, nos damos cuenta que algunas enseñanzas de los padres tenian sentido.. (ya me estoy volviendo vieja :P)