Me gusta pensar que hay entidades sabias, no mortales, que nos envían señales todo el tiempo, sobre lo que nos conviene hacer, sobre la decisión correcta, sobre el momento preciso. Esas “extrañas” cosas que nos ocurren, el montón de casualidades que nos topamos todos los días, pueden ser todas señales.
Anoche el cielo estuvo particularmente comunicativo. Salí del cine con la adrenalina alta y el animo elevado. Si un lobo va a destrozarnos en un segundo, mejor vivamos los segundos que nos quedan. Una llamada perdida en el teléfono es mi señal. Vamos a ver que hay. Llego con mis sonrisas y vibras alborotadas y me encuentro a una persona aislada, herida y aparentemente satisfecha. Con sus grandes cicatrices y rencores. Mala cosa…
Que hacer? lo que cualquier Care Bear que se respete haría: lanzar corazones desde el pecho para atacar las malas vibras de los otros. Dicho en otras palabras, hacer reír a esa persona y hacerle ver que solo se desgasta con sus malas vibras. Funciona a medias. Se necesita tiempo para sanar las heridas. Pero si sigues insistiendo en el hecho… jamás cerrará. Y se asoma la primer estrella fugaz. Justo por encima de nuestras cabezas. Yo me emociono, mi interlocutor ni siquiera la vio. Entonces, pienso, el punto es correcto. No hay que desgastarse con rencores. El mal que los otros nos hacen, solo nos vuelve mas fuertes.
Y entonces me viene a la mente la recomendación mas vieja, la de siempre, pero que sigue funcionando. No huyas. No se resuelve nada así. No evites a esa persona que quisiste tanto y que ahora te lastima ver. Un día te darás cuenta de que estas mejor sin esa persona en tu vida. Segunda estrella fugaz. Parece decir “BRAVO”.
Hablo desde mi propia experiencia. Pero mi buen amigo sigue pensando que esa persona merece sus rencores. Pudiera insistir, pero mi libro favorito dice “no consumas a tu hermano en la premura, deja que cada espíritu encuentre su camino”. Fin de la misión. El que tenga oídos que escuche, dicen por ahí. Le dejo un abrazo y una opcion. La decision es suya.
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